“La muerte y la doncella” I

Visión a través del tiempo y del arte

El hombre occidental particularmente se ha visto atado a las sensaciones materiales, corpóreas. Lo sensual. El placer. Se ha ahogado en el deseo de mantener lo bello para la posteridad. Lo ha manifestado en mitos y creaciones artísticas. La juventud emulada por la hermosura de una joven virgen y la muerte vista ya sea como un dios o con su común representación gráfica de un esqueleto.

Sin importar los esfuerzos humanos por lograr trascender el tiempo que nos tiene presos entre sus etéreas garras, la muerte será el sino final de cada uno de nosotros según lo tejido por las moiras, Cloto, Láquesis y Átropos, ésta última encargada de cortar el hilo de la vida. Salvo por unos cuantos que si bien ellos en sí no consiguieron burlar al tiempo al menos sus creaciones han hecho que parte de sus ideas y sentires nos llegué a varios años de distancia.

Poesía y música

El poema,  compuesto por el poeta y periodista alemán Matthias Claudius (1740-1815), Der Tod und die Mädchen fue inspirado en el mito romano del rapto de Proserpina.

Hija de Ceres y Júpiter, Koré (o Proserpina) es secuestrada mientras recogía flores por  Plutón, rey del Hades; convirtiéndola en la reina del Inframundo. Ceres, diosa de los cereales y cultivos, desconsolada por el rapto abandona el cuidado de la tierra provocando la pérdida de las cosechas. Júpiter envía a Mercurio con su hermano para convencerlo de liberar a Proserpina. Él accede; le da a su cautiva esposa 6 semillas de granada. Consumir un alimento del Hades implicaba estar siempre ligado a él. La doncella al comerlas queda condenada a regresar siempre durante 6 meses al inframundo y los otros 6 los pasa con su madre en la superficie.  Según la fuente existen variaciones pero es a grandes rasgos lo que el mito nos narra.

La doncella Proserpina y Plutón rey de los muertos y del Hades.

Texto:

Das Mädchen:                                                                     

Vorüber, ach vorüber!                                                        

Geh, wilder Knochenmann                                                

Ich bin noch jung, geh, lieber!                             

Und rühre mich nicht an!                            

Der Tod:          

Gib deine Hand, du schön und zart Gebild! 

Bein Freund und komme nicht zu strafen.  

Sei guten Muts! Ich bin nicht wild,                

Sollst sanft in meinen Armen schlafen.                                                           

          La Doncella:

   ¡Vete, ah vete!

  ¡Vete cruel esqueleto!

  ¡Soy aún  joven, sé amable y vete!

  ¡Y no me toques!

          La Muerte:

  ¡Dame tu mano, dulce y bella criatura!

  Soy tu amiga y no vengo a castigarte.

  ¡Confía en mí!, no soy cruel,

 Déjate en mis brazos caer y dormirás plácidamente.                                                                      

 

Ella no desea ir junto a la Muerte, en este caso representada por el dios Plutón, pues es joven y bella. No existe un miedo a la muerte sino una sensación de injusticia por la muerte de lo bello, de la juventud.

Este poema es el que  inspiró a Franz Schubert (1797-1828) para hacer un lied (composición para voz y piano) en 1816, que luego se desarrollaría para, con el tiempo,  convertirse en el cuarteto de cuerdas No. 14 en re menor, D 810 para dos violines, una viola y violonchelo, conocido como La muerte y la doncella compuesto en 1824. La obra está dividida en 4 partes: Allegro; Andante con moto; Scherzo. Allegro molto; y Presto.

El músico austriaco fue autor de óperas, sinfonías, oberturas, más de 600 lieder; y su vida bohemia rodeada de intelectuales hizo que se acuñara el término “schubertiada” , que hacía referencia a las reuniones que sostenía con sus amigos, todos artistas dedicados a la música y la literatura. Esta misma vida bohemia probablemente fue la que lo hizo  yacer  enfermo de sífilis. En esta etapa de enfermedad compone La muerte y la doncella.

Darío Valencia Restrepo dice en su texto titulado “Poesía y música en las canciones de Schubert”: “es bueno anotar que la tonalidad re menor de la canción es modulada hacia el final a la tonalidad re mayor con el fin de acentuar el efecto tranquilizante del llamado de la muerte.” Y es el tema de la muerte un tópico romántico en el contexto de Schubert pues “no es vista con el horror medieval sino como un ser consolador que proporciona un descanso.”, apunta Valencia Restrepo en su mismo texto.

Parthenofilo.

3 respuestas to ““La muerte y la doncella” I”

  1. excelente ya esta la primera!!

  2. Ya sé que voy un poquito desfasada en el tiempo. Y aunque usted no llegue a saberlo, estoy maravillada. No tengo ni la suficiente capacidad para criticar ni la necesaria para aportar siquiera una idea valiosa –y tengo mis dudas acerca de si realmente puedo asimilar en su totalidad lo que usted transmite–, pero sí para agradecerle no solamente este gozoso montón de preguntas y misterios, sino la alegría de ver la elegante desenvoltura y el talento que despliega para exponer conocimientos complejos y conexiones sutiles. ¡Estoy encantada!

Deja un comentario